(Algunos apuntes para pensar)
Qué bien que define la falta, lo agujereado en el humano, en el saber: nosotros necesitamos ser pelotudos, enamorarnos de la mujer que no nos viene bien, fumar y no nos hace bien, necesitamos repetir las boludeces. Nosotros no podemos optimalizar nuestra vida (necesitamos eso que no anda, que no funciona) La máquina no puede hacer eso. No puede ser pelotuda. Esa es la diferencia entre lo humano y lo tecnológico. La exactitud del algoritmo es lo que se opone a lo vivo. Y otra: está muy bien cuando dice (aunque no se explaya) que "leer sobre una pantalla no genera memoria". El conocimiento ya no tiene escala humana, La memoria hay que aplicarla de otra manera: por ejemplo a cómo se clasifica, se almacena y se recupera lo que nos interesa guardar. A cómo armamos redes de conocimiento y entendemos cómo nos conviene conectarnos con ellas.
Si un chico le pregunta a su abuelo sobre la sexualidad de los pajaritos yel abuelo contesta cualquier cosa, inventando y fabulando, más allá de que después aprenda y corrija, ese proceso estructura pensamiento. Cuando aprieta un botón para preguntarle a Google, no se estructura pensamiento. Todo queda en el plano de la recepción de información.
El mundo de los algoritmos nos lleva cada vez más a funcionar y menos a existir. Existir es dudar, tomar el tiempo, darle utilidad a lo inútil en contraposición al utilitarismo y la productividad. Hay una pérdida de capacidad para soportar la angustia existencial, que no es patológica, es decir, tenemos dificultades para soportar dar el tiempo a que las cosas sucedan. El funcionamiento es binario: funciono bien o mal, pero el funcionamiento no llama nunca al sentido. Está borrado el punto del sinsentido, que uno tiene que bancarse y a partir de ahí, apostar a algo.
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